Se les denomina naranja por su color y no por su materia prima. Los vinos naranja son vinos elaborados a partir de uvas blancas pero con técnicas de vinos tintos.

Una vez cosechadas las uvas, las uvas blancas son prensadas y maceradas a bajas temperaturas con sus pieles para extraer color, mayor complejidad aromática y sobre todo mayor estructura tánica. En algunos casos incluso son fermentadas con sus pieles o durante su crianza.

 

“Se suma un cuarto color a tus copas”

Se puede elaborar con todas las cepas blancas, preferente neutras para aportarles diversidad aromática. Aunque también se elaboran grandes ejemplares elaborados con Alvariño, Riesling, Moscatel y Pinot Gris.

Origen e Historia

Este estilo de vinos nace en Georgia, en el Cáucaso. Coincidiendo con el lugar de nacimiento del vino hace más de 6,000 años.

Si bien no surge como una necesidad estilística sino como una técnica derivada por la falta de conocimiento y tecnología de la época. Estos vinos naranjas eran y siguen siendo elaborados en ánforas de arcilla llamadas kvevri o Qvevri.

Este estilo se extendió en Croacia, Eslovenia, Eslovaquia e Italia y en los últimos años ha llegado a México.

Por su gran abanico aromático y su estructura son ideales para combinar con quesos, mariscos, carnes blancas, paellas o platos con salsas más pesadas a los que normalmente acompañaríamos con tintos.

El referente mundial

Josko Gravner elabora en uno de los vinos naranja más codiciados del mundo. Su bodega está ubicada en Gorizia en la región de Friuli — Venezia — Giulia y utiliza una las uvas más neutras que se utilizan en vino, algo parecido a la Ugni Blanc o Airén.

Josko Gravner quería lograr que el varietal se expresara tal como lo hace un Sauvignon blanc o un Gewurztraminer pero no lo lograba. Se empeñó en buscar el estilo de elaboración que generase el mismo sabor que comer la uva de la planta y ello lo llevó a elaborar un vino naranja.

Cosecha la Ribolla (cepa blanca) y la macera con sus pieles antes de fermentar, durante la fermentación y las mantiene hasta 6 meses posterior a terminada la fermentación. Siempre en vasijas de cerámica enterradas en el suelo. Luego de filtrado el vino se cría 6 años más en vasija y luego 1 año en botella para recién ahí salir a deleitar el paladar del consumidor.

Son vinos ideales para los amantes del whisky o el cognac por su similitud de aromas y por la estructura que poseen. Así como también para sorprender a amigos amantes de los tintos poderosos.

01 noviembre 2019 — Daniel Acevedo