Manuel d'Amaro, Pedral

Desde siempre, la filosofía de la bodega fue la de recuperar y mantener los vinos, las variedades, la tradición y la historia de esta zona. La de continuar con un trabajo que comenzaron nuestros antepasados y que queremos legar a las generaciones futuras. Pretendemos que la esencia de estas tierras de O Condado se transmita en cada uno de nuestros vinos. Señorío de Rubiós quiere que el mimo, el cuidado con el que los viticultores cuidaron las viñas se exprese en cada uno de los vinos. Recuperar y afianzar esas variedades autóctonas, desconocidas fuera de Galicia pero con un alto potencial enológico, y darlas a conocer son, sin duda, objetivos de Señorío de Rubiós.

En la nueva imagen de Manuel D’Amaro se mezcla la tradición y la modernidad. Una imagen de líneas sencillas en la que queremos plasmar la esencia, la historia, la tradición, la verdad de esta tierra. Una etiqueta que sirve al mismo tiempo para homenajear a los viticultores de esta zona, nuestros viticultores, así como a nuestros ancestros, ya que fueron ellos los que con su cariño y su mimo permitieron que en la actualidad tengamos el privilegio de tener viñas de Pedral, Sousón, Caíño, Espadeiro y Brancellao.

Este homenaje a los viticultores se personifica en la figura de Manuel D’Amaro, fallecido hace apenas unos años. Manuel fue uno de los impulsores de la creación de la bodega, uno de los socios fundadores, uno de los máximos defensores de las variedades de esta zona, un enamorado de los tintos de Rubiós. Manuel era un trabajador constante, un viticultor las 24 horas del día, un autodidacta humilde y una persona real con valores que sabía transmitir su pasión. Él era auténtico y así lo transmitió, y así lo queremos transmitir.

Las viñas eran su devoción, el trabajo en el campo, el mimo y el esmero con el que trataba las viñas eran su realidad, su verdad. Fue para nosotros el mejor ejemplo y eso es lo que queremos mostrar: esa realidad, esa verdad.

Manuel está presente en cada uno de los vinos de la gama Manuel D’Amaro ya que, a simple vista, puede apreciarse en todas las etiquetas su boina. Todo el mundo que lo conoció sabía que siempre llevaba una boina que, al mismo tiempo, transmitía tradición, carácter, personalidad, pero también modernidad. Tal y como decía Castelao, “non hai nada máis moderno que a tradición”.

Pero también está presente con una frase en cada vino. En pocas palabras puede leerse lo que simbolizaba para él cada uno de los vinos. Es una frase corta que para algunos puede ser una frase sencilla, sin sentido, pero que refleja su visión, lo que él sentía por cada uno de los vinos, su verdad. Y ahora es la verdad de la bodega. Manuel decía:

El Caíño es el rey del vino
El Espadeiro es una maravilla
Pedral, me quedo contigo
El Sousón, oro de ley
El Brancellao, hay que tenerlo de mano
Albariño, sincero y agradable, buen amigo
Un Albariño sobre lías, para los mejores días

Esta es una colección que nació de la idea de trabajar con variedades tradicionales y de recuperar aquellas variedades autóctonas muy asentadas en la zona con las que hasta el momento solo se habían elaborado vinos de manera tradicional.

Es una edición de vinos muy limitada, en la que se elaboran muy pocas botellas ya que la cantidad de uva de estas variedades únicas es muy reducida. Además, supone un esfuerzo añadido para los viticultores, conocedores de la localización exacta de cada una de las plantas de las diferentes variedades, ya que tienen que vendimiarlas por separado y traerlas a la bodega en el momento óptimo de madurez para poder elaborar los vinos garantizando la trazabilidad.