Bajo las más estrictas reglas de la norma ISO 9001, nuestros vinos han sido declarados Vinos de Pago en el año 2019, siendo esto el reconocimiento al trabajo bien hecho que resulta de la aplicación de los más altos estándares de calidad para la elaboración de vinos en la Unión Europea.
Cuarenta hectáreas de viñas de las variedades Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y Syrah, plantadas hace más de 40 años a casi 700 metros de altitud, íntegramente cruzadas por el río Guadiana, son el soporte de todos los vinos de nuestra bodega. Durante el periodo vegetativo, muy condicionado por inviernos fríos y veranos cálidos, se realizan operaciones en verde para limitar las producciones a entre 7.500 y 10.000 kilos/hectárea, según el viñedo y vino destinatario, y conseguir así una mejora en la calidad del fruto. Están los viñedos situados en una zona fresca, junto al embalse de Peñarroya y rodeados de cerros que favorecen la madurez fenólica de las uvas al retrasar la fecha de vendimia respecto a la media de la región. Todas nuestras variedades maduran lenta y equilibradamente, dando como resultado unos vinos de color y aromas intensos y de fuerte carácter, de poderosos taninos y viva acidez.
Una alta probabilidad de heladas tardías en tiempo primaveral ha obligado a instalar sistemas que minimizan sus posibles daños y que, además, en época de vendimia, permiten controlar el rocío de la mañana favoreciendo el secado de las parras.
Unas duras calizas, margas y arcillas ocres que forman parte del terruño y la lenta maduración de alguna variedad como el Petit Verdot, permiten obtener unos vinos con una mineralización característica y bien coloreados que representan perfectamente nuestro Pago.